viernes, 29 de abril de 2011

La jerarquía de los traductores. ¿Cuál jerarquía?

La jerarquía de los traductores
(¿Cuál jerarquía?)
El hecho de que los traductores no tengamos jerarquía (o no la que merecemos, en todo caso), no debe quedarse en lamentos inútiles, ni en charlas estériles en sitios y listas de traductores.
Que carezcamos de jerarquía como profesionales aparece como evidente: cuando el tiempo de entrega es clave (por sobre cualquier otro aspecto, por ejemplo, la posibilidad real de entregar en determinado momento), cuando cualquier persona bilingüe nos reemplaza (como si ser bilingüe fuera suficiente...), cuando cualquier cliente (aún el que tiene menos "solvencia lingüística") se siente con derecho a objetar nuestro uso del idioma, cuando se trata de los Derechos de Autor del Traductor (¿cuáles derechos?) y (lógico) cuando se trata de hablar de números, de nuestras tarifas, de cuánto VALE el trabajo de un traductor.
Hace poco tiempo, tuve una experiencia interesante con un cliente nuevo. Había hecho para él una primera traducción: una presentación en MS PowerPoint realizada por el Departamento de Recursos Humanos de su casa matriz para “bajar" información a la subsidiaria argentina. No diré que entregué mi traducción feliz y 100% satisfecha, porque eso no nos pasa nunca a los traductores (ustedes me entienden…somos unos eternos insatisfechos), pero para mi estándar de traductora era un muy buen trabajo. Había necesitado una cuota extra de creatividad. Sabrán ustedes el "rechazo" que producen esas traducciones típicas del material de Recursos Humanos de empresas norteamericanas con frases del tipo: ¡Tú puedes! ¡Llame ya! Al menos por estos pagos argentinos no "compramos" esos mensajes: por el contrario, suelen hacer que la intención se vuelva engañosa y que, por lo tanto, desconfiemos. Entonces traduje al español y luego al ‘argentino’. Una traducción compleja, pero parí un buen trabajo.
A los pocos días, me llamaron por teléfono para pedirme que hiciera un descuento en mi tarifa. “Ajá ¿y un descuento por qué motivo?” “Y…, porque la traducción era fácil, cosas de Recursos Humanos, en PowerPoint, oraciones cortas, algunas repetidas…”
(…)
Acá el clic, el punto de inflexión (tal vez) en mi vida de traductora: el tomar las riendas, el saber que del barco éste (mi traducción) soy yo la capitana.
Como todos, tengo clientes en otros países (a los que nunca veo y, seguramente, nunca veré) y clientes en mi país, en mi ciudad (a los que nunca veo y, seguramente, ¿nunca veré?). No sé cómo es la historia en vuestros países: en la Argentina, el traductor suele armar su clientela por recomendación. Si es bueno, sigue la cadena. Pero el traductor no es un proveedor que tenga una jerarquía dentro de los proveedores de servicios profesionales. Es muy raro que el cliente le dedique algo de su tiempo al traductor.
Muy raro tener una reunión con un cliente. Las traducciones van y vienen en motos anónimas. Luego la factura y luego el cheque.
Así es que pedí una entrevista y allá fui.
Mientras estaba en recepción esperando empecé a repasar mis veinte años como traductora, las tribulaciones, los libros, los tantísimos cursos. Y un día, la Internet, que nos sacó de la burbuja para unirnos a traductores de todo el mundo y afilar más la calidad con nuevas herramientas. Me recordé asistiendo a un curso sobre preposiciones....
Cuando entré en la oficina de la Directora de Recursos Humanos, me sentía ‘alta’, segura y orgullosa de ser traductora.
Éramos dos profesionales universitarias: ella egresada de la U.B.A. igual que yo, pero quiso el azar que el mundo haya puesto su profesión en un lugar y la mía en otro. Miré todos sus títulos y cursos (en su caso “Cómo Motivar al Personal”; “¿Se Puede Enseñar el Empowerment?"; "Cómo Ser un Buen Coach" y ese tipo de cosas). Pensé en nosotros que no solemos tener oficinas y guardamos los diplomas en carpetas...
Entonces, empecé a hablar. Le conté el modo en que adapté la traducción para que se entendiera el espíritu del documento, pero para que, además, se mantuviera la naturalidad. Le expliqué la difícil selección de palabras cuando intentamos ser puristas, pero sabemos que la jerga (= el cliente) manda. Le expliqué que el inglés "crece" a veces más de un 20% cuando se traduce al español y, por lo tanto, el hecho de que el documento hubiera estado en MS PowerPoint resultó ser un problema (y no una ventaja) a la hora de tener que poner algo más extenso en un lugar más pequeño.
Quise explicarle de qué se trata ser traductor sin agobiarla y en poco tiempo pero ¡tenía que decírselo yo, que soy traductora!
Me cansé de rumiar bronca en casa sola o de llorar en grupo de traductores. Las Hadas no existen. Las Hadas Jerarquizadoras, menos.
Hay un ensayo muy interesante escrito por Daniela Camozzi y Daniela Rodrigues Gesualdi que trata sobre la invisibilidad del traductor. Las autoras sugieren que somos los mismos traductores quienes tendemos a “ningunearnos”.
Con la misma astucia con que nos movemos entre las palabras y entre los idiomas, movámonos en este mundo que nos niega el lugar que nos MERECEMOS.
Creemos nosotros ese lugar que parece no existir. Levantemos la voz cuando se pueda. Imposible no recordar a aquel jefe que me pedía que hiciera las traducciones "así nomás, rapidito" (como si una demanda de divorcio se pudiera responder "rapidito", como si se pudiera sacar una muela "así nomás"...)
Ya que el mundo no lo sabe bien, contemos nosotros qué es un traductor, de qué se trata esta nuestra profesión/pasión.
Empecemos a hablar, si queremos que nos escuchen.

http://traduccion.rediris.es/2articulos.htm

(Gracias, Aurora Humarán).
"Aprender cómo funciona el lenguaje es aprender como interactúan los seres humanos". Laura Bertone

jueves, 28 de abril de 2011

Muy ingenioso el invento, ahora, ¿realmente será eficiente?

Si Google Translator no pudo con nosotros...

Una lapicera que puede traducir a 45 idiomas

Se trata del Quicktionary TS Premium, creado por la empresa Wizcom Text Solutions y, lo malo, es que cuesta $1.200.

La tecnología no duerme y todos los días se presentan avances que cambian el . Esta vez se lanzó un nuevo que tiene forma de pero que no se encarga de escribir sino de escanear textos y traducirlos a 45 idiomas.

Se trata del Quicktionary TS Premium y es presentado por la creadora como una lapicera traductora o un escáner traductor de mano que puede guardar hasta 300 mil palabras en 45 .

Pero no es todo, ya que además tiene un pequeño parlante que reproducirá las palabras almacenadas en la memoria con la pronunciación correcta en cada de los idiomas.

La empresa que lo creó, llamada Wizcom Text Solutions, ya lo puso a la pero el es su . Cuesta 211 que, aproximadamente, son unos $1.200. Los más fanáticos de la tecnología sin duda empezarán a ahorrar para comprar este interesante dispositivo mientras que el resto podría optar por comprar 45 diccionarios a un precio un poco más reducido.
27 de abril de 2011 13:25

Fuente: Diario Minuto Uno

http://www.minutouno.com.ar/minutouno/nota/145999-una-lapicera-que-puede-traducir-a-45-idiomas/#comentarios

miércoles, 27 de abril de 2011

Reflexión de Aurora Humarán

Sarasa con los distintos niveles. Como ya todos sabemos, algunas agencias enganchan a los colegas con este plan: ahora te pago Q, pero luego te pagaré P y algún día te pagaré R. Solo que, según comprobamos: Q = tarifa muuuy miserable, P = tarifa muuy miserable y R = tarifa muy miserable.

A ver, ninguna de las asociaciones que yo conozco menciona que un traductor recién recibido deba cobrar menos. ¿Por qué cobraría menos? Siempre sirve extrapolar a otras profesiones: ¿no les daría miedo que se ocupe de defenderlos en un juicio o de sacarles una muela alguien que les cobra menos porque "recién empieza". Hay una formación mínima básica que deben compartir todos los profesionales que salen de una casa de estudio, y es la que los habilita a cobrar, como mínimo, los honorarios que sugieren colegios y asociaciones.

¿Por qué digo "como mínimo"? Porque sí pagaría más (del estándar) para que me defienda un abogado groso (con mucha experiencia) y sí pagaría más si me cuentan que X dentista, luego de años de investigación, ha desarrollado una técnica por la que el tratamiento de conducto duele menos. Pero de ahí no se concluye que al abogado recién recibido le pagaré menos ni tampoco al kinesiólogo, al contador o al abogado. Cuando menos, uno siente inseguridad, estar en manos del premio consuelo, si me siguen la idea.

Nivelemos para arriba, colegas. Los aranceles sugeridos son un mínimo que podemos cobrar todos (y que podemos subir no solo por la experiencia, especialización que vienen con los años, sino por variables como trabajo en fin de semana, formatos, etc.). Ese de los niveles es un concepto inventado por estas agencias que le han nacido como hongos venenosos a la Argentina.

domingo, 24 de abril de 2011

“Lo que pueda o no pueda ser traducido lo decide el traductor, no el autor”.

¿Es intraducible el último libro de Günter Grass?

Experimentados traductores comienzan a darle la razón a Günter Grass: su último libro, "Grimms Wörter", Palabras de Grimm, es intraducible.

Günter Grass saborea su pipa en la biblioteca del Colegio Europeo de Traductores en la alemana Straelen.  A la larga mesa están sentados acróbatas verbales de todo el mundo; desde hace años se encargan de traducir sus novelas a los diversos idiomas.
No sólo el tabaco parece causarle placer al famoso escritor alemán; al parecer también los comentarios de los traductores le gustan pues le dan razón: como él mismo lo dijo al publicarlo, su libro es intraducible. “En nuestro último encuentro en Straelen, cuando se trataba de mi libro Die Box ( La caja de los deseos), les advertí que el libro en el que estaba trabajando no iba a poder ser traducido”, cuenta  Grass.


El Nóbel alemán en el Colegio Europeo de Traductores en Straelen




Los traductores igual lo intentan
El holandés Jan Gielkens lo contradijo en ese entonces: “Lo que pueda o no pueda ser traducido lo decide el traductor, no el autor”. No obstante, también para este germanista de Holanda, que ya ha pasado 12 obras de Grass a su idioma, Palabras de Grimm representa un desafío.
Partiendo de las letras del alfabeto alemán y de ciertos términos del famoso libro de consulta que los hermanos Jakob y Wilhelm Grimm empezaron en 1838, Günter Grass cuenta episodios de su propia vida. El lector es conducido a través de la historia de la lengua y la literatura alemana. En honor a cada letra, Grass crea aliteraciones y juegos de palabras en torno a términos que llevan esa inicial. Ya la primera frase del libro ilustra el problema: Von A wie Anfang bis Z wie Zettelkram que significa literalmente  de la A como en comienzo hasta la Z como papelerío. Está claro, no es traducible.

¿Traductores co-autores?
Gielkens, con todo, todavía tiene esperanzas de lograrlo. Por un lado, su idioma materno está emparentado con el alemán; por otro, Grass les ha concedido mucha autonomía. “Siempre vuelve a decirnos que inventemos. Y para este libro nos concede una mayor libertad”, cuenta el traductor holandés que opina, de todos modos, que el traductor tiene un papel independiente, una posición autónoma.
Jan Gielkens, traductor de Günter Grass al holandés

Sin embargo, en la lucha contra “las corrientes de palabras del alfabeto” que convoca Grass en su libro, el traductor no debe volverse un co-autor, opina Gielkens. Aunque el mismo autor, que ha cumplido entretanto 83 años y que anuncia éste como su último libro, no tiene nada en contra.
“El punto está ahora en si los traductores son capaces de apropiarse del texto y de en su propio idioma –enfrentándose a su propia historia- llevar algo al papel, si son capaces de crear algo, de ser autores”, dice Grass añadiendo que su deseo es que las obras de los traductores logren impresionarlo.
Se les permite todo, sólo no falsificaciones
Hay una sola cosa que Grass no les permite: falsificar su texto cortando escenas. En la traducción al portugués de Katze und Maus ( El gato y el ratón) el traductor había dejado simplemente escenas fueras porque le parecían desagradablemente sexuales.
Desde hace más de 30 años, tras cada nuevo libro, Grass se encuentra con sus traductores. A veces por varios días. Que la obra sea mejor o peor traducible es un tema en el que el Nóbel alemán piensa cuando está terminada. “Al escribir un libro, jamás pienso en las dificultades que tendrá un traductor”, comenta Grass. “Si lo hiciese empezaría a utilizar un lenguaje que pueda que sirva al globalismo, pero de manera muy vana”.
Traducciones de las obras de Grass 






El alfabeto como piedra de toque
En Grimms Wörter las dificultades han sido tan grandes que varios traductores han capitulado, sus traductores al finlandés, al español y al letón por ejemplo. Especialmente problemáticos han resultado para Ljubomir Iliev, el traductor al búlgaro, los juegos con el alfabeto. “Nuestro alfabeto tiene sólo tres letras en común con el alemán”, dice aludiendo a las vocales A, O y E. “Mi mayor congoja es que a mí el libro me encanta y mientras más profundizo en su lectura más claro me queda que no podré traducirlo”, cuenta Iliev.
 El estadounidense Michael Henry Heim  solucionó el problema dejando los pasajes de aliteraciones en el idioma original. Al lado de cada término, en paréntesis, pone las explicaciones en inglés. Pero, ¿quién quiere leer un libro lleno de frases entre paréntesis y rebosante de explicaciones filológicas? Si hay que explicar los juegos de palabras se pierde tanto como si uno explica un chiste antes de contarlo. En ello los traductores están de acuerdo.
Es decir, probable es que Grimms Wörter nunca aparezca en algunos idiomas. Que el libro lleve el calificativo “intraducible” podría ser un halago para su autor pues resalta la unicidad de su obra. Sin embargo, ya ha pasado en más de una ocasión que una obra intraducible, como Finnegans Wake de James Joyce, encuentra su camino hacia a otros lenguajes. 
Autora: Alexandra Scherle/Mirra Banchón
Editor: José Ospina-Valencia
Fuente: http://www.dw-world.de/dw/article/0,,15022608,00.html?maca=spa-ellitoral_news-2222-xml-mrss

jueves, 21 de abril de 2011

lunes, 18 de abril de 2011

Cambiar las palabras, cambiar el mundo... (gracias Flor V)



Neologismos: ¿contaminación o o enriquecimiento de la lengua española? (Ruy Pérez Tamayo)

*Neologismo, nos dice el Diccionario de la Real Academia Española, significa vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua. La definición posee nada más un adjetivo, la voz nuevo, que sólo en el lenguaje especializado de la mercadotecnia comercial presume algo más atractivo o mejor que lo ya conocido gracias a la incorporación de alguna ventaja sobre lo previo. Pero en relación con el idioma, el adjetivo nuevo no posee tal carácter de calidad, no significa mejor, sino simplemente recién hecho o fabricado, que se ve o se oye por primera vez. En este sentido se plantea el dilema que encabeza estas líneas, escritas con el objetivo de descalificarlo como verdadera alternativa entre dos posturas opuestas, entre dos campos enemigos poco dispuestos a aceptar treguas o a pactar concesiones, entre dos veredictos que en principio parecen incompatibles. Mi postura es que el análisis de los neologismos en la lengua española (y en cualquier otra lengua) muy pronto revela una situación mucho más compleja y más rica que la planteada por el simple dímero contaminación - enriquecimiento. 
Elementos como la época histórica en que se introducen, su penetración cultural, su utilidad en la vida cotidiana, la influencia del estrato social que primero los acepta en el seno de la comunidad y otros de carácter más técnico, pero no por eso menos general, participan en forma variable en el destino final de los neologismos.
Estas reflexiones pretenden referirse más a principios generales que a ejemplos específicos, pero por fuerza tendrán que echar mano de éstos para ilustrar aquéllos. Todos mis ejemplos provienen del campo del conocimiento con el que estoy más familiarizado, las ciencias biomédicas, que nunca he sentido como barrera sino más bien como ventana abierta para asomarme, con interés y asombro, a otras esferas culturales.
En su interesante texto «Los anglicismos en el Diccionario de la RAE (2001)», publicado en Panace@,
vol. 3, n.o 8 (junio del 2002), págs. 28-33, Elena Domínguez Mejías repasa distintos aspectos del problema, como su temática, las recomendaciones de la RAE para su uso, la presencia o ausencia de su etimología en el diccionario mencionado, varios tipos de adaptación, y otros más. Entre las áreas temáticas más favorecidas están los deportes, la física, la química, la industria textil, la informática, la biomedicina y otras. Yo hubiera pensado que las ciencias en general serían las que contaran con mayor número de anglicismos, entre otras razones porque su crecimiento durante el siglo XX fue tan acelerado en los E. U. A. que la RAE no tuvo tiempo de acuñar los términos equivalentes en español antes de que el uso generalizado de las voces en inglés sancionara su aceptación en el Diccionario. Pero Domínguez
Mejías señala otra influencia en la rápida generalización de los anglicismos, los medios de comunicación, que desde luego dedican muchas más páginas al deporte que a las ciencias. Como quiera que sea, la biomedicina se ha visto enriquecida por una variedad de voces derivadas del inglés que nombran objetos o conceptos; como tales términos llegaron a tiempo, no tienen equivalente fácil e inmediato en español y son útiles en la vida cotidiana, algunos ya forman parte del contenido del Diccionario de la RAE y otros seguramente serán aceptados tal cual en sus próximas ediciones.
Esto es enriquecimiento del idioma español, tan necesario como bienvenido, y es una de las dos caras
–la buena– de los anglicismos. Pero todas las monedas tienen dos caras diferentes. La otra cara de los anglicismos es más sutil y más peligrosa, porque se infiltra poco a poco en nuestro español y va cambiando el significado preciso de los términos, haciéndolos cada vez más ambivalentes. No se trata de voces inglesas que se incorporan al idioma sin modificarse (los llamados préstamos por Domínguez Mejías), sino de modificaciones más o menos sutiles en el significado de términos del castellano mismo.
Voy a ilustrar este punto con tres ejemplos tomados de mi experiencia en el campo de la biomedicina:
1. Las distintas enfermedades se definen por la presencia, en cada una de ellas, de un grupo de síntomas que se presentan casi siempre juntos y que conforman su perfil clínico; por ejemplo, el paludismo se caracteriza por fiebre periódica, malestar general y debilidad, anemia y esplenomegalia, en un ambiente tropical y a poca altura sobre el nivel del mar, en el que la enfermedad es endémica y más frecuente en verano que en invierno. En estas circunstancias el diagnóstico del padecimiento es fácil y el tratamiento muy eficaz. Pero hay ocasiones en las que el perfil clínico de un paciente se aparta del patrón descrito, porque le faltan (o le sobran) ciertas características clínicas o de laboratorio; por ejemplo, la fiebre no es periódica sino irregular, o no existe anemia sino policitemia o el sujeto vive en un área no tropical. En este caso, los síntomas del enfermo se califican en inglés de bizarre, lo que en ese idioma significa «extraño, grotesco, inesperado». Pero en cambio, cuando en español se usa el término «bizarro
» en circunstancias semejantes, lo que realmente se dice, de acuerdo con el Diccionario de la RAE, es que el cuadro clínico es «valiente, esforzado, generoso, lucido, espléndido». Es obvio que el error consiste en una mala traducción, seguramente basada en la semejanza de los dos términos, pero eso no la justifica. Además, el uso equivocado de la palabra bizarro no agrega nada que no pueda decirse, de varias maneras y con igual claridad y precisión, en el idioma español.
2. Algo semejante ocurre con el término inglés severe, que significa «duro, estricto, muy crítico, riguroso, serio o grave», mientras que en español la voz «severo» quiere decir «riguroso, áspero, duro en el trato o castigo, exacto y rígido en la observancia de un precepto o regla». Es claro que la frase en inglés a severe pain no debe traducirse como un dolor severo, sino como un dolor grave o intenso. No se gana nada cuando el significado de severo se tergiversa de ese modo.
3. La moda contemporánea en el ejercicio de la medicina dicta que ésta debe convertirse, expresándolo en inglés, en evidence-based medicine, y expresándolo en español en medicina basada en la evidencia.
Aquí el problema es que el término inglés evidence significa «algo que hace a otra cosa evidente, indicación, signo, prueba, algo que hace creer», mientras que en español la palabra evidencia quiere decir, según el Diccionario de la RAE, «certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar». O sea que, mientras en inglés evidence es una prueba a favor de una tesis determinada, en español evidencia es lo que ya no necesita pruebas porque está a la vista, porque es evidente. La perversión del sentido del término es, como en los otros dos ejemplos, resultado de una traducción inadecuada, seguramente favorecida por la semejanza de las dos palabras, pero aquí la consecuencia no es el enriquecimiento del idioma castellano; no se gana nada cambiando el significado de la voz española y en cambio se pierde precisión expresiva. 
Los tres ejemplos mencionados son apenas la punta del iceberg que amenaza en forma continua con empobrecer el español médico, modificando de manera innecesaria el sentido de muchos términos. Algunos neologismos pueden ser muy útiles, porque vierten voces sin equivalente claro en español, o de traducción compleja y difícil, pero hay otros que simplemente representan un uso inadecuado del idioma, al cambiar el sentido específico de los términos.

Gracias a Dg-traducciones: http://www.facebook.com/profile.php?id=100001322310092

domingo, 17 de abril de 2011

Cómo conseguir experiencia como traductores

Cómo conseguir experiencia como traductores

Cuando terminamos nuestro periodo de formación, una de las principales dudas que nos asaltan es:  “¿Cómo consigo que alguien me dé mi primera oportunidad?“ (sigue en enlace).

Fuente: 
http://e-sanchez.com/blog/2011/02/07/como-conseguir-experiencia-como-traductores/#idc-container

Los traductores - Diario El País

http://blogs.elpais.com/juan_cruz/2011/04/los-traductores.html

Gracias Horacio Dal Dosso

viernes, 15 de abril de 2011

Fallece el traductor Martinez-Lage

Fallece el traductor Martínez-Lage

Recibió el Premio Nacional de Traducción en 2008 por su obra 'Vida de Samuel Johnson'.

El traductor Miguel Martínez-Lage ha fallecido en Almería a los 50 años. Martínez-Lage cursó estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Navarra y en la Autónoma de Madrid, fue asesor y crítico literario, y ha traducido, entre otros, a Martin Amis, Auden, Beckett, Bellow, Brenan, Coetzee, Conrad, DeLillo, Hemingway, Henry James, Orwell, Poe, Pound, Steiner, Steinbeck, Stevenson, Evelyn Waugh, Eudora Welty y Virginia Woolf. En 2009 publicó su único libro propio: La coz en el tintero. Poemas 1988-2008 (Editorial Alfama).


Martínez-Lage recibió el Premio Nacional de Traducción en 2008 por su trabajo con Vida de Samuel Johnson, de James Boswell (Acantilado). Según dijo el traductor en una entrevista publicada en la revista La Casa de los Malfenti: "Lo mejor de mi cosecha de 2007, aunque eso va quedando lejos, por más que sea un libro para toda la vida. En cambio, lo mejor que ha salido de mis bodegas en 2008 es ¡Absalón, Absalón! (Belacqva) y, tal vez, Ágape se paga, de William Gaddis (Sexto Piso)".

Fuente: Diario El País.

miércoles, 13 de abril de 2011

Lo que no hay que hacer :)




Fuente: www.proz.com

Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe: ¡Trabajemos en equipo!

Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe: ¡Trabajemos en equipo!: "Gente, hemos reducido la cantidad de comisiones a los fines de optimizar las tareas y por ende lograr más objetivos. Los que quieran sumarse..."

Todavía me queda espacio para 23 más...

languages.jpg
Según los neurofisiólogos, nuestro cerebro está capacitado para aprender veinte o veinticinco idiomas a la vez. Y la historia parece confirmar este dato. El cardenal Mezzoffanti (1774-1849), sir Jhon Bowring (1792-1872) y el doctor neozelandés Harold Williams (1876-1928) llegaron a dominar entre 26 y 28 idiomas. En la actualidad, George Henry Schmidt se defiende fluidamente en 31 idiomas.
  
Algunas de las personas que más idiomas hablaban son:

John Bowring supuestamente podía hablar 100 idiomas
Ziad Fazah podía comunicarse en unos 60 idiomas
Alexander Arguelles hablaba más de 34
Giuseppe Caspar Mezzofanti conocía más de 70 (más de 30 los hablaba perfectamente y otros sólo los podía leer y otros sólo sabía lo básico)
Georg Sauerwein podía hablar 60
Harold Williams, 58
Emil Krebs, 68 perfectamente y había estudiado muchos más
István Dabi podía leer en 108 idiomas, algunos perfectamente y otros con ayuda de diccionarios.
Daniel Tammet habla 11 idiomas y puede aprender uno nuevo en una semana (es autista)
Charles Berlitz (nieto del fundador de la escuela Berlitz) hablaba 32

La mayoría de estas personas eran lingüístas y dedicaban todo su tiempo al aprendizaje y estudio de los idiomas.
Fuente: http://ibertranet.over-blog.es/article-cuantos-idiomas-es-capaz-de-aprender-nuestro-cerebro-a-la-vez--44247097.html 

Para comenzar

Bienvenidos a este humilde blog en donde hay espacio para todo y para todos siempre que lo que se trate tenga que ver con el mundo traductoril. No vamos a hablar en otro idioma más que en español ya que las puertas están abiertas para todos los traductores hablantes nativos de español, no sólo los que traducen del inglés.

Qué mejor manera de empezar que con una frase del maestro Valentín García Yebra:

"Ser traductor significa ejercer el noble oficio de comunicar entre sí a hombres separados por barreras lingüísitcas, total o parcialmente, infranqueables para ellos".

Se escuchan propuestas, los interesados en compartir algún material pueden escribir a aldana.michelino@gmail.com.
¡ACÁ VAMOS!